En los cinco años en los que Steve Keim se ha desempeñado como gerente general, nunca se ha desplazado hacia arriba durante el draft para seleccionar a un quarterback, sin embargo este año sin ningún mariscal por el momento en el plantel, esa idea podría adquirir mayor relevancia a finales de Abril que nunca antes.
El año pasado ya Keim mostró agresividad cuando realizó un movimiento para hacerse de los servicios del safety Budda Baker. Durante la segunda ronda en el draft del año pasado Keim negoció un par de selecciones de cuarta ronda con Chicago para desplazarse hacia adelante nueve posiciones y seleccionar a Baker, desde mi punto de vista una estrella en vía de desarrollo.
Ahora bien, el precio para desplazarse hacia adelante en el draft es mucho más elevado tratándose de la primera ronda, aunque pagar un alto precio podría ser la única opción si quarterbacks como Sam Darnold o Josh Rosen (quienes se proyectan entre las primeras selecciones en el draft) despiertan el interés de los directivos de Cardenales.
Rosen fue titular por tres temporadas en UCLA, terminó con 9,340 yardas por aire, 59 touchdowns y 26 intercepciones en 30 partidos.
Por su parte Darnold fue titular las pasadas dos temporadas con la Universidad del Sur de California, lanzó para 7,229 yardas con 57 touchdowns. Tiene la estatura y corpulencia prototipo y la fuerza del brazo que exige la posición, no obstante, las volteretas fueron su punto débil en 2017. Lanzó 13 intercepciones y perdió nueve balones sueltos.
Por supuesto, es difícil saber a ciencia cierta cuál es el plan de Cardenales para adquirir a su próximo quarterback, lo que sí puedo afirmar es que si será a través del draft la agresividad deberá ser uno de los ingredientes primordiales.