Carson Palmer no tuvo ningún problema en admitir su error después del partido en Pittsburgh. Pensó que la finta de entregarle el balón al corredor (play-action) había enganchado lo suficiente al profundo Mike Mitchell como para que John Brown fuera uno-a-uno en la zona de anotación mientras los Cardenales iban en pos del touchdown de la ventaja. Palmer se equivocó. Mitchell regresó desde el lado débil, Palmer no tenía idea de que estaba allí, y lanzó el pase que resultó en la intercepción que aniquiló a Cardenales con poco más de dos minutos por jugarse.
Estancarse ahí no tiene sentido. Y los Cardenales desde luego no lo hicieron, y no tienen por qué hacerlo.
El entrenador Bruce Arians fue contundente cuando se le preguntó cómo maneja a un mariscal que lanza una intercepción
" '¿Por qué carambas le lanzaste a él?' " Dijo Arians. "Es un veterano. Me dijo por qué lo había hecho y seguimos adelante."
Palmer fue aún más contundente cuando se le preguntó sobre su proceso personal para sobreponerse a una intercepción.
"Olvidarse de eso," dijo Palmer.
Eso es lo que esperas de un veterano. Mientras uno desee aprender de los errores — y Palmer reconoce que eso es lo que él hace — preocuparse por lo que ya pasó no tiene mucho sentido. El próximo pase será entonces lo más importante. Esto nos recuerda el viaje de Palmer a Seattle en 2013. Lanzó cuatro intercepciones ese día. No puedes conseguir mucho con eso, obviamente. Sin embargo en un partido cerrado, no es saludable ponerse de mal humor o dejar que eso impacte sus próximos pases, y es así como Palmer pudo lanzarle a Michael Floyd un bombazo para el touchdown con el que ganaron el partido.
Eso sucede. Así que hay que seguir adelante.