Cuando ocurrió la suspensión de cuatro partidos para Tom Brady — la que aparentemente le impedirá jugar contra Cardenales en el Estadio University of Phoenix el 11 de Septiembre — era difícil asumir que el caso 'Deflategate' había terminado. Y no es así.

Brady esperó hasta el último momento que le fue posible, no obstante, él y la Asociación de Jugadores de la NFL han ejercitado el derecho de pedir al Segundo Circuito de la Corte de Apelaciones de la Nación que su caso sea escuchado por todos los jueces y no solo por un panel selecto, lo que en inglés se conoce como 'en banc.' Significa que Brady está apelando para que su caso sea escuchado por todo el grupo de jueces del segundo circuito (13 en total) para que conozcan el caso en su conjunto, en lugar del panel de solo tres jueces que falló en su contra, 2-1.

Sin entrar demasiado profundo en el lodo legal, la manera cómo esto afecta a Cardenales es bastante simple. Mientras que no existe una fecha en la que los jueces deberán responder la petición de Brady para una nueva audiencia, en caso de que llegaran a concedérsela, la suspensión automáticamente se pone en espera. Así que, si hay una decisión entre ahora y el 11 de Septiembre para concederle audiencia — y probablemente tomaría meses para que una nueva audiencia se lleve a cabo — Brady estaría jugando contra Cardenales. Si se le niega la audiencia, Brady no jugará ese día.

Es importante señalar que el Segundo Circuito elige escuchar 'en banc' en menos del uno por ciento de los casos en que se solicita este formato. Las probabilidades están contra Brady. Todavía existe una opción a la apelación de la Corte Suprema, para que Brady recorra ese camino si así lo desea, aunque esa también sería una posibilidad muy remota.