"Este juego por sí solo no define la temporada."
Ese fue el mensaje que el entrenador en jefe de Cardenales Steve Wilks compartió con sus jugadores después de la derrota 24-6 contra Redskins en el partido inaugural de la temporada 2018.
Y creo firmemente en ese mensaje, un partido no es suficiente para definir toda la campaña, sin embargo, este primer partido obliga a juicio franco, a generar más preguntas que las respuestas que podríamos estar buscando antes de ver el debut de Cardenales 2018.
Una primera pregunta podría ser, ¿son Redskins tan buen equipo o Cardenales los hicieron lucir como tal? Y la lista de preguntas puede alcanzar una enorme cantidad y variedad sencillamente porque el equipo jugó un partido carente de ritmo, soso, de limitada productividad y competitividad.
Creo que la parte de la escasez de competencia es la más alarmante, aunque al mismo tiempo la que podría corregirse de inmediato considerando el calibre de talento que posee el equipo en ambos lados del balón. Por otra parte, sentí que el libro de jugadas a la ofensiva no estaba muy acorde a la situación que el equipo enfrentaba en el terreno de juego.
Tal vez la poco común imprecisión de Sam Bradford, la baja productividad de David Johnson y otros varios factores obligaron a tal estrategia. O es que, y apropósito de preguntas, ¿estaba esperando más de la anterior filosofía del "no risk it no biscuit"?
La defensiva me pareció la parte más sólida y equipos especiales rescatados por la poderosa pierna del pateador de despeje Andy Lee que terminó con un impresionante promedio de 52.6 yardas por despeje y un sólido 46.2 neto (promedio final luego de las yardas conseguidas en el intento de regreso por el equipo rival).
De una cosa si estoy seguro, el equipo está obligado a darle una vuelta completa a lo sucedido en la semana uno de cara al siguiente compromiso, una visita al Coliseo Memorial de Los Ángeles para una batalla de alta demanda física, mental y estratégica contra Rams.