El coordinador de juego por pase Mike Miller habla con el receptor Larry Fitzgerald antes de un partido.
La jugada base fue nombrada "Jet," y sería la última que Mike Miller tendría que mandar contra los Vaqueros sí los Cardenales no concretaban.
Instantes más adelante, el mariscal novato John Skelton lanzaba un relampagueante pase en cuarta-y-15 a Larry Fitzgerald para asegurar una ganancia de 26 yardas. El coordinador de juego por pase de los Cardenales y heredero natural de la tarea de ordenar las jugadas apenas alcanzó a verlo; tan pronto como Fitzgerald aseguró el pase él se dispuso a determinar la siguiente jugada desde el palco de entrenadores. Eventualmente, los Cardenales finalizaron la trayectoria ganadora con un gol de campo.
La secuencia vino toda junta en la trayectoria. Eso no pasó muy seguido para la ofensiva de los Cardenales en el 2010, y eso provocó momentos de "frustración" a la hora de ordenar jugadas, dijo Miller. Le pedí que recordara momentos memorables ordenando jugadas, y reconoció que era más fácil pensar en lo que se pudo haber hecho mejor que en las ocasiones en las que las cosas hicieron clic.
"No podías disfrutarlo, incluso durante los juegos cuando hacíamos algo bien," dijo Miller, trayendo a colación el final de la primera mitad en Minnesota cuando el mariscal Derek Anderson salió de un letargo conectando un pase largo a la banda lateral con Fitzgerald y después encontró al novato Andre Roberts para una atrapada-y-corrida de 30 yardas para el touchdown.
"Incluso con todo y esas trayectorias uno abandonaba el palco pensando cuantas jugadas dejamos en el terreno de juego," dijo Miller. "(Como encargado de ordenar las jugadas), uno es solamente tan bueno como su siguiente jugada."
El tema de ordenar las jugadas fue un asunto popular de debate la pasada temporada. Cuando el coordinador ofensivo Todd Haley se fue después de la temporada 2008 para convertirse en el entrenador de los Jefes de Kansas City (Kansas City Chiefs), el entrenador Ken Whisenhunt retomó la función de ordenar jugadas que le había cedido a Haley. Miller fue promovido de entrenador de receptores a coordinador de juego por pase mientras que al asistente del entrenador en jefe y entrenador de la línea ofensiva Russ Grimm fue nombrado coordinador del juego por tierra.
La intención desde el principio fue siempre preparar a Miller para ordenar las jugadas. Whisenhunt lo dijo en aquel entonces, y lo reiteró de nuevo la pasada temporada.
"He sido muy claro acerca de esto," dijo Whisenhunt. "Ya lo había hecho anteriormente con Todd (Haley), iniciamos el proceso con Mike (Miller) y si nos ayuda a mejorar, no tengo ningún problema con eso.
"He logrado gran éxito (ordenando jugadas), pero además siento que Mike ha trabajado arduamente para conseguir esa oportunidad y parte de la responsabilidad del entrenador en jefe es darle a los individuos oportunidades."
Miller trabajó ordenando jugadas durante los juegos desde el inicio de la pasada temporada. Pero su función desarrollando el plan de jugadas – parte del proceso de construir para el día del juego – se implantó hace tiempo.
Lo lunes, el personal ofensivo recibe el reporte donde se analiza el próximo oponente y los martes, Miller, el entrenador de mariscales Chris Miller y el entrenador de receptores John McNulty repasan ideas en términos de pases y fintas de ataque por tierra. En otra sala, Grimm, el entrenador de alas cerradas Freddie Kitchens y el entrenador de corredores Tommie Robinson figuran lo mismo con jugadas por tierra. Los grupos se reúnen para discutir potenciales jugadas de tercera oportunidad. Los miércoles, los grupos se separan otra vez para hablar de la zona-roja y situaciones de pocas-yardas/al borde de la meta final.
Grimm y Miller conversan de nuevo el viernes después de observar la práctica, y luego después del entrenamiento el viernes, Miller y Whisenhunt compilan la hoja de jugadas. Los Cardenales predeterminan las primeras 10 jugadas del partido, aunque pueden alternar en caso de una posición de campo extrema o de una defensiva no prevista.
Miller reconoció que hay un constante aprendizaje en el trabajo – por ejemplo, saber cuándo una jugada no se ocupa para instalarse junto a otra, o el esfuerzo y el compromiso para intentar mantener las opciones por tierra y por pase balanceadas. Algunas veces la decisión es correcta y no se ejecuta, pero Miller prefirió no entrar en detalles al respecto.
(La intercepción al final del partido contra Tampa Bay – en la cual Anderson trató de forzar el balón a Fitzgerald cuando Early Doucet estaba desmarcado en el centro – viene a la mente.)
Muchas veces, los Cardenales no conseguían avanzar en tercera oportunidad, haciendo difícilmente decepcionante poder llegar a poner en marcha todas las jugadas que el personal de la ofensiva hubiera querido utilizar durante el juego.
Cuando piensa de nuevo en el juego contra Dallas, Miller dijo que escuchó las quejas acerca de no darle el balón a Fitzgerald. Miller señaló la lista de las 10 jugadas base en el pizarrón de su ofensiva. Todas son jugadas diseñadas específicamente para darle el balón a Fitzgerald, en diferentes puntos o formaciones. Eso también es parte del rompecabezas, darles el balón a los creadores de jugadas.
"El asunto numero uno (de los Vaqueros) era eliminar a Larry," dijo Miller. "Lo tuvimos desmarcado en lagunas jugadas pero John no lo vio o su lectura del campo no le permitió verlo. Sencillamente estamos intentando ganar juegos. Al mismo tiempo, en días tales como ese, es mucho más sencillo cuando le damos el balón a los creadores de jugadas."
Hay otros momentos que Miller consideró exitosos, como la trayectoria de apertura en casa contra Seattle que cerró con puntos, o el primer pase para touchdown a Fitzgerald contra Tampa Bay, o incluso al final, cuando los Cardenales recorrieron el campo para anotar los puntos necesarios con el pase para touchdown de Skelton-a-Fitzgerald al final de la primera mitad.
Sin embargo, esos momentos fueron pocos y muy separados entre sí. La esperanza s que eso cambie en el 2011. Mientras tanto, él entiende que anticipar su función ordenando jugadas podría continuar. Es parte de la responsabilidad.
"Procuro mantenerme alejado de los buenos y de los malos (comentarios)," dijo Miller. Uno simplemente no quiere verse involucrado en nada de eso. Nuestro trabajo es '¿Que tan bueno seré en el próximo entrenamiento? ¿En el próximo juego?' si alguna vez pierdes ese enfoque este deporte te va a devorar y todo habrá terminado.
"Lo mismo ocurre con las cosas negativas. Entiendo que los aficionados tienen opiniones y aprecio el trabajo que la prensa tiene que hacer. Lo respeto. Al mismo tiempo, uno no debe dejarse envolver por esas situaciones porque eso no afecta lo que nosotros tenemos que hacer."