Cardenales enfrentan un 2018 muy similar a lo que fue el 2013, cuando Steve Keim fue nombrado gerente general y Bruce Arians fue contratado como entrenador en jefe, el equipo terminó entonces con marca de 10-6. Arizona fue ese año el único equipo con marca ganadora que no ingresó a la postemporada. En el 2013 las cosas en la NFC Oeste estuvieron bastante complicadas, tanto así que, dos equipos de la división – Seahawks y 49ers – pasaron a la postemporada.
Eso de alguna manera le resta le fuerza al argumento de que el 2018 presenta un calendario bastante complicado. Y no me malinterprete, si lo es, aunque esa no debe ser una razón para no aspirar a la conquista de la división.
Entre las ventajas de este año comparado con el 2013 cuando el equipo sufrió cambio de entrenador en jefe y por lo tanto de la mayor parte del cuerpo técnico, es que Keim ya tiene mucha más experiencia y eso debe reflejarse en los resultados del equipo. Además, está temporada al igual que en el 2013, también tendremos un mariscal de campo 'nuevo.'
Sin embargo, creo que la posición de mariscal este año, sin menospreciar en lo más mínimo la estupenda labor del cuadro de mariscales encabezado por Carson Palmer en el 2013, me parece un poco mejor respaldada. Sam Bradford podría considerarse una versión de Palmer "3 años más joven", no solo por su pedigrí de primera ronda sino también por su intelecto y habilidades atléticas, aunque hay muchos que consideran que Bradford es incluso más "fino" en lo que a precisión se refiere.
Detrás de Bradford están Mike Glennon quien ha demostrado ser aguerrido y habilidoso, podría resultar ser un estupendo respaldo, al mismísimo estilo de Drew Stanton quien secundó a Palmer durante su paso por Cardenales. Y obviamente, está Josh Rosen, selección de primera ronda en el draft del 2018, y a quien prácticamente todo mundo vemos como el futuro en esa posición y un factor que marca la mayor diferencia con el 2013.
Incluso y por lo visto hasta ahora, Rosen podría estar en franca competencia por el puesto de titular para esta temporada. Aunque con un Bradford saludable y cumpliendo con las expectativas no veo que ese sea el caso.
Es complicado aventurarse a pronosticar un resultado similar al de la temporada 2013 (10-6) no solo porque Cardenales se consideran hoy por hoy un equipo "underdog," sino también por lo que han venido mostrando en el terreno de juego los rivales de división. Aunque Cardenales también tiene lo suyo con un David Johnson saludable y tan espectacular como en el 2016, por poner un ejemplo.
Algo que podría marcar una diferencia radical favorable este año es la defensiva, porque se puede construir sobre los excelentes cimientos instituidos el año pasado luego que el equipo prácticamente mantuvo la parte solida del núcleo y obviamente el hecho de que el nuevo entrenador en jefe Steve Wilks sea una mentalidad defensiva. Solo considero que falta un liniero defensivo, calibre "caballo de batalla" con veteranía y liderazgo que sea ancla de la unidad y símbolo de respeto al frente.
Equipos especiales fue la parte endeble la pasada era, creo que Cardenales aprendieron su lección y Wilks está al tanto de los detalles, por tal razón se viene trabajando con intensidad inusual en el juego de transición. Ese podría ser otro factor que marque una gran diferencia entre 2013 y 2018.
Siempre he creído que no es bueno comparar, aunque aprendí que si lo voy hacer será para ver mejor lo que viene que lo que fue, entonces veo el 2018 como uno de grandes revelaciones con todo y los altibajos que acompañan a cada temporada.