Muchos esperaban este movimiento hace ya varios meses y otros creían que jamás pasaría.
La realidad es que la relación entre DeAndre Hopkins y la directiva de Arizona estaba hasta cierto punto rara. Nadie decía nada malo del otro pero tampoco buenas cosas.
Los recientes meses fueron de muchos "dimes y diretes" en relación al futuro del receptor. Se aseguraba que sería cambiado de equipo pero al final nadie ofreció algo interesante a cambio.
Desde que Hopkins llegó al nido en el 2023 en un intercambio con los Texans se crearon altas expectativas en torno al receptor. Sus numeritos en ese primera temporada con Arizona fueron muy buenos…115 recepciones para 1407 yardas y 6 TD's.
En su segunda temporada no vio acción en 7 partidos debido a lesiones, pero a pesar de ello, sus número no fueron tan malos… 8 TD's en 10 juegos con 42 atrapadas para 572 yardas.
Su tercer año en el desierto comenzó mal porque fue suspendido los primeros 6 compromisos de la temporada por uso indebido de sustancias. A su regreso jugó en 9 partidos realizando 64 atrapadas para los 717 yardas con 3 TD's. Los últimos dos partidos de la temporada regular no estuvo presente en el terreno por lesiones en la rodilla.
La gerencia de Arizona está dispuesta a enderezar el barco. Es claro que el gerente Monti Ossenfort cuenta con el apoyo de los altos mandos y sus decisiones están impactando.
Me vienen a la mente Zach Allen, Byron Murphy y ahora DeAndre Hopkins como esos jugadores clave que Arizona dejó ir en esta temporada baja. Son momentos de cambio sin duda en el desierto. Hay que ajustarse a la circunstancias y pensar en el futuro.
Los Cardenales van a absorber el "dinero muerto" del salario de Hopkins de $22.6 millones de dólares en este 2023, pero ya no habrá deudas con el jugador.
Por ahora el cuerpo de receptores de los Cardenales es: Hollywood Brown, Rondale Moore, Zach Pascal, Greg Dortch y el novato de 3ra ronda, Michael Wilson.